Consejos para motivar a los niños/as con discapacidad intelectual
Adaptar nuestros tiempos a sus ritmos
Es importante adaptar nuestros tiempos a los ritmos de los menores. Cada menor es único, con sus propias características, habilidades y velocidades de desarrollo. Respetar y comprender estos ritmos resulta fundamental para fomentar un crecimiento saludable en todos los aspectos de sus vidas, tanto físico, emocional, social e intelectual.
En cuanto al desarrollo intelectual, como hemos mencionado, cada niño tiene su propio ritmo de aprendizaje. Por ello, es esencial que le ofrezcamos oportunidades diferentes para que explore diferentes áreas de interés y así proporcionar los estímulos adecuados para que puedan desarrollar su potencial intelectual sin presión.
No centrarnos en sus debilidades
Resulta fundamental que adoptemos un enfoque positivo a la hora de trabajar con menores que tengan dificultades o con trastornos particulares, con el fin de evitar centrarnos en sus debilidades. También resulta importante que identifiquemos y potenciemos tanto sus fortalezas como sus habilidades, contribuyendo así a un desarrollo más positivo y saludable, además de fortalecer tanto la autoestima como la confianza del menor.
Otro aspecto fundamental es fomentar un ambiente de apoyo tanto en el hogar como en el centro educativo. La colaboración entre todos los miembros cumple un papel crucial en el desarrollo integral del menor. Establecer metas realistas y alcanzables, también contribuye a un progreso constante.
Celebrar cualquier logro
Como hemos mencionando, las personas que padecen este trastorno pueden tener dificultades para realizar actividades tan cotidianas, como por ejemplo guardar la compra. Tan solo seguir las indicaciones para guardar los diferentes productos puede ser una tarea muy compleja para ello. Por ello, es importante dividir esta tarea en otras más pequeñas para que sea más fácil lograr la tarea final.
La división de tareas complejas en otras más simples no solo facilita el proceso para aquellas personas que tengan que afrontar dificultades, sino que también permite un enfoque más claro y alcanzable para lograr las metas más grandes. Con este enfoque también se construye confianza y habilidades prácticas, así como proporciona oportunidades continuas para celebrar los logros alcanzados por el camino hasta lograr la meta final.
Mismo respeto
El respeto es un principio fundamental cuando se trata de menores que deben enfrentarse a desafíos específicos, tales como los diferentes trastornos que les pueden afectar, como la discapacidad intelectual. Muchos de estos menores suelen sufrir, bullying, estigmatización y acoso por parte de los compañeros, pudiendo producir un aislamiento social o la limitación de oportunidades educativas y sociales.
También resulta esencial promover un ambiente inclusivo y respetuoso en el centro educativo. Esto implicaría educar a todos los menores sobre la diversidad y fomentar la empatía. El desarrollo de programas educativos acerca de la compresión y de la conciencia contribuyen a promover una cultura de respeto mutuo.